domingo, 10 de enero de 2016

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¿Cómo se puede huir de todo sin moverte del sitio? ¿Cómo puedes seguir adelante si no sabes en que dirección estás? Si estás desubicada y no sabes cuál es tu norte o tu sur. Te miras al espejo y le sonríes, intentas que te diga que estas bien, no lo hace. Esta vez el espejo te refleja la lágrima que va cayendo por tu mejilla acompañada de otra más. Te apartas y coges lo primero que pillas, necesitas desahogarte y sabes como. Empiezas a escribir. Las palabras salen desordenadas, cada letra parece pertenecer a un  tipo de fuente distinta. No hay orden en tus oraciones, tampoco en tu cabeza. Te tranquilizas, o eso crees, pero entonces la mano se dispara y con rabia hace enormes tachones sobre lo que has escrito como quien le da al botón de “eliminar todo “ en el móvil. Las lágrimas aumentan, al igual que la presión. 
Tu cerebro quiere estallar, tu mente descansar mientras tú lo único que haces es volver a estudiar.